Exponer en Cabo de Palos, al fin.
Después de algunas decepciones en bares de Cartagena (El Vinagrillo se avinagró cuando me dieron plantón demasiadas veces. Mr Witt fue un cachondeo, demasiados retrasos y demasiadas indecisiones).
Al fin tomé una decisión: concentrarme en La Manga y alrededores en la medida de lo posible. Más cerca de casa, más cómodo, más simple.
Y al fin conseguí entrar en Agua Salá, el restaurante de Cabo de Palos en el que yo sabía que había una posibilidad. Después de un año intentando romper esa barrera invisible de la anonimidad, he llegado.
Al fin.
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